...Cuentos de ciudad...

miércoles, junio 14, 2006

Cualquier otra cosa

Algún día cerrarás la puerta sin haber dicho a dónde ibas y yo ni siquiera oiré el portazo. Y cuando volvieras ni siquiera me preocuparía en preguntarte dónde habrías estado.
Algún día prepararás una buena comida y al acabar el plato yo me levantaré de la mesa y saldré por la puerta porque habría quedado con algún amigo para ir a algún sitio que no conocerías y que tampoco te importaría. Y tú te quedarías sola mirando la puerta, sentada, con platos y vasos usados y dejados.
Algún día te preguntaré, después de haber abierto todos y cada uno de los armarios de casa, dónde narices guardas cualquier objeto pequeño y seguramente inútil, y tú me preguntarás cómo puedo no saber dónde está, si todos estos años ha estado en el mismo lugar.
Un día tú cogerás alguna herramienta e intentarás hacer un agujero en la pared o montar un mueble, o cualquier otra cosa, y ante tu torpeza te miraré y te preguntaré qué narices intentas hacer. Tú me dirás, con desdén, que estás haciendo un agujero en la pared, o montando un mueble, o cualquier otra cosa. Yo te diré que eso debería hacerlo quien supiera. Y tú me contestarías que si tuviera un poco de cerebro ya tendría que haberlo hecho yo. Yo te miraría a los ojos; un buen rato. Y al final saldría por la puerta sin decirte a dónde iría, y tú ni siquiera te lo preguntarías.
Tú intentarás ocupar tu tiempo con actividades que a mí me parecerán absurdas y tú te hartarás de convencerte de que siempre habías querido hacerlas, incluso antes de conocerme. Y yo no participaré de esas cosas, porque te estarás dedicando a hacerte pasar el rato con tareas carentes por completo de interés para cualquier otro ser humano que no seas tú, y esas otras mujeres absurdas que lo hacen contigo.
Yo me quedaría en casa, disfrutando de la tranquilidad y calma que supuestamente nunca antes había tenido. Y no haciendo nada más. O quedando con alguno de mis amigos para hacer algo que, según tú, sería una pérdida de tiempo.
Finalmente, algún día me pedirás ayuda para cargar la compra y, después de que yo la deje toda en el suelo de la cocina, se te olvidará darme las gracias. Tú me dirás que no tienes ninguna necesidad de darme las gracias porque esa compra es tan para ti como para mí. Pero yo te diré que me has pedido ayuda y yo he accedido con simpatía. Tú me dirás que la compra no se sube con simpatía, sino que se sube y punto, igual que tú has hecho toda la vida. Y que nunca por eso yo te había dado las gracias. Entonces yo me daría cuenta de que la ventana del patio de luces estaría abierta y una vecina imbécil estaría como siempre escuchándote gritar, así que me callaría y saldría por la puerta.
Al volver, el suelo de la cocina estaría libre y vacío, a oscuras.
Iría al estudio y me pasaría un par de horas ordenando mi colección de maquetas, esperando a que tú volvieras de tu curso de repostería clásica, o de cualquier otro sitio.

miércoles, junio 07, 2006

T'ODIO

No m’agrada el que fas. Cada cop t’odio més, de tota manera em sento lligat a tu, no puc deslliurar-me’n. Fas que el meu cap es descentri, que les meves cames s’esgotin, que la meva pell es despengi poc a poc, molt poc a poc. És això el que més odio de tu; estàs allà, sempre allà, ets com un déu omnipresent que es presenta a cada moment i mai se’n va del cap. Vas convertint els teus projectes en realitat, i cada cop gaudeixies més fent que perdi el cap, jo i tots els altres que estan sotmesos, sense adonar-se’n, a les teves dictadures. Dictadures silencioses, que ningú escolta, que tothom entén. I a mi ja em tens més que farta. Sempre d’aquí cap allà, fent això, fent allò, fent-ho ara, fent-ho després. Sempre depenent del que tu facis, quan ho facis. I sols depèn de tu, que ets així, que ho fas tot quan vols perquè per a tu no hi ha distàncies. Això és tot, a tu el que et falten són fronteres. Fronteres que ningú et sap establir perquè ningú et coneix del tot. Jo tampoc. Jo, que estic tan sotmesa a tu, pendent del que facis, no sé com ets, per què ets així, i si de veritat existeixes o sols ets un invent. De vegades em passo molt de temps, hores, pensant en tu i preguntant-me per què tu, per què estàs tan present i com fas això de tenir tanta gent als teus peus. Si fossis una persona tothom t’odiaria, i veurien les seves pors i els seus odis més profunds reflectits en tu, i voldrien acabar amb tu. Però tu, déu omnipresent, mai podries morir, com no pots desaparèixer ara. I ara, que sols som uns pocs que sabem que hi ets, no tenim més remei que callar i seguir com ens havien ensenyat des de petits. Que encara que t’odiem, no hi ha manera que els teus efectes no caiguin sobre nosaltres, i és això el que més odiem. Que només existeixes pels teus efectes, els que fas sobre nosaltres. No tens per quès, ni causes, sols conseqüències, que fan que el nostre cap es descentri, les nostres cames s’esgotin i la nostra pel es despengi poc a poc, molt poc a poc... i morim.
Maleït temps. Ja arribo tard.


1997